domingo, 3 de abril de 2016

EL VOLCÁN PARICUTÍN

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​EL VOLCÁN PARICUTÍN

Durante muchos años, una pequeña fosa existente en un valle de una zona agrícola de Méjico, intrigó a los habitantes del valle.
Los agricultores que trabajaban la tierra fértil del valle rellenaban la pequeña fosa con tierra, pero al poco tiempo ésta persistía en reaparecer de nuevo. La fosa parecía sin fondo tragándose cada puñado de tierra que lanzaban a ella.

Un día, casi primaveral del año 1943, el 20 de febrero, un poco después de las cuatro de la tarde, se abrió a través de dicha fosa una grieta por la que escapaba una pequeña columna de cenizas grises.
Los agricultores vieron asombrados que en tan sólo un día, durante veinticuatro horas había fluido suficiente lava de la fisura como para formar un cono volcánico de escorias basálticas ¡50 m de alto!

En pocos meses, el nuevo volcán forzó a sus habitantes a desalojar su ciudad del valle de Méjico, llamada Paricutín, localidad que estaba situada a 3 km del volcán.
Acabado el verano, en septiembre de 1943, la lava volcánica cubría una amplia superficie de 25 km2 en varias capas apiladas de coladas volcánicas ya solidificadas.
Al cabo de dos años el volcán ya conocido como Paricutín alcanzó su máxima altura de 500 metros. A partir de entonces el ritmo de la erupción empezó a declinar hasta que a los 9 años después de aquella tarde casi primaveral la erupción cesó bruscamente, tan bruscamente como empezó.

Por Julia Verdoy Gonzalez.

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